Los tiempos han cambiado, nuestras mascotas, que antes eran solo eso, mascotas, ahora son parte de nuestras familias. El tiempo es un tesoro, los trabajos nos agobian y el tráfico es imposible, por lo que ocuparnos de nuestras mascotas como se merecen, es cada vez más difícil.
Un perro, sin importar demasiado el tamaño, nos exige un tiempo que a veces tenemos que robarle al que le dedicamos al trabajo, con el problema que eso puede suponer a medio y largo plazo. Está claro que el trabajo es importante, porque dependemos de nuestro trabajo para poder vivir, pero no podemos hacer una elección entre trabajo y mascota, porque no sería justo. No sería justo ni siquiera que tuviéramos que plantearnos esa pregunta. Nuestro trabajo es imprescindible, pero nuestra mascota es una parte fundamental de la familia, que se merece el trato adecuado.
Sin importar la raza, cualquier perro necesita un mínimo de tres paseos al día, mañana, tarde y noche. No basta con dar la vuelta a la manzana y dejar que el perro haga sus necesidades. Nuestro perro necesita mucho más. Necesita curiosear, olfatear, sentir olores y sensaciones. Necesita empatía y socializar con otros perros. Si hablamos de razas fuertes y activas, esa necesidad se convierte en imprescindible.
Un perro de caza, a los que la sociedad ha convertido en mascotas, necesita correr, necesita utilizar el olfato, necesita jugar. Igual pasa con razas como el Pitbull, el Rotweiller, el doberman o el pastor alemán, perros que necesitan consumir toda su energía. Los perros fuertes deben usar su energía en el juego, con carreras por el parque o usando su olfato, porque toda la energía que se quede acumulada, acabará por convertirse en un problema de estrés que generará problemas de conducta, que en los casos más graves puede convertirse en agresividad.
Para tratar de mitigar ese tipo de cuestiones, algunos amantes de los animales han dado un paso adelante, creando guarderías caninas. Ya teníamos las residencias caninas, que se ocupaban de nuestros perros cuando viajar con ellos no es una opción, por falta de espacio, aunque ese problema se ve aliviado por servicios de transporte de mascotas como chofermascota, que lleva a nuestra mascota al lugar escogido para las vacaciones, y lo trae de vuelta a casa cuando estas se acaban. Pero hay una demanda que no era recogida por nadie, y que ahora se ve respondida por las guarderías caninas, espacios habilitados en entornos urbanos en los que podemos dejar a nuestros peludos durante el tiempo que necesitemos, entendiendo que por la noche deben volver a casa. Las guarderías caninas se ocupan de nuestros perros.
En Madrid son varias las guarderías caninas, repartidas por toda la ciudad y que responden a las necesidades de los dueños de mascotas que no pueden atenderlas debido a sus exigencias laborales. De entre toda la variedad de centros, la Guardería Canina Lupa Chan, por su ubicación privilegiada, es una opción más que recomendable. Situada junto a un centro veterinario, cerca de un parque de perros y con varias zonas verdes cercanas, en los que pueden pasear a nuestros amigos peludos.
En sus instalaciones, el personal del centro pone a prueba las habilidades de los perros con juegos ingeniosos. El centro dispone además de un área de descanso con camas habilitadas para los perros, en la que los peludos pueden dormir y soñar con los juegos que les esperan al día siguiente.
Dependiendo del tramo horario en que nuestro perro permanezca en la guardería, los precios varían, pero nunca es nada elevado que no podamos permitirnos. Nuestra política de recomendaciones siempre es la misma. Con la familia, y nuestros perros lo son, no miramos tanto el precio, como la calidad y calidez de las instalaciones. La dirección del centro está compuesta por dos hermanas que no pueden disimular su amor por los perros, y ese amor se nota en el cuidado que han puesto al montar la guardería, en las originales ideas que tienen para mantener a los perros entretenidos.